sábado, 6 de febrero de 2010

Poco a poco






Como heridas de plomo
las alas de los ojos,
le fueron anclando la mirada a la ventana
y el jilguero alegre de su verbo,
-amante natural desde la infancia-
con el vuelo derrotado de horizontes
acabó prisionero taciturno
en la oscuras celdas del silencio.

Aún decía mi nombre en el ocaso
y me preguntaba por ti, Josefina,
cuando abrazada dócilmente a su letargo
con ese paso cansado del regreso
fue rompiendo los lazos afectivos
que la unían a un presente desbocado
y retornó por hebras de recuerdos
a la eterna espera del amado
ante la puerta de una cárcel donde,
vencido en la guerra, se pudría el terror
al chirrido letal de los cerrojos al amanecer;
o a las fabricas de un París almidonado
donde emigró su hambre adolescente
y donde la alegría de su hermana
acabó agonizando bajo las ruedas de un coche;
o hasta la plaza polvorienta de su pueblo
donde quizás le diera el primer beso al esperado,
sin entender por qué a este lado de su vida,
inflamado del enraizado amor de hijo que me habita,
un desconocido abría la puerta de su intimidad
y le atusaba sus cabellos plateados con paciencia
o abrazaba con ternura sus momentos del pasado,
y en su ceguera
le daba cariñosos besos a su infancia.

Y poco a poco,
como se evade la fragancia de un aroma,
el paso ágil de su sombra
fue dejando de dibujarse en las paredes
y se fue disponiendo para el sueño,
amarrada a una silla de ruedas, primero,
y anidada entre sábanas, después,
hasta que el aliento,
una vez marchita la esperanza,
comenzó a divorciarse del deseo
y sin ruido alguno, como fue su vida,
gastó su último suspiro,
tomó su tren hacia su noche
y se hizo recuerdo eterno en mi memoria.

A la memoria de quien el Alzheimer me fue robando poco a poco, mi querida madre.

© A.U.C. ~ 22 Enero 2010

10 comentarios:

Álvaro Ancona dijo...

Impresionante, Antonio. En forma y sobre todo, en fondo.

Un abrazote.

Marian Raméntol dijo...

Precioso homenaje Antonio, un paseo hondo por los recovecos de toda una historia imborrable.

Un abrazo
Marian

Jorge Torres Daudet dijo...

El dolor reflejado con la melodía de tus versos.
Un fuerte abrazo, Antonio

Jose Joel Rios dijo...

Antonio quiero dedicarte una parte de un escrito...


Mira por los ojos de los demás, cuando los cuadros que perfilan
tiempo ido, tiempo inmerecido,
gente encarcelada en ídolos de papel y sepia:
sostienen fotográfica quietud…
-Su juicio es una farmacia sin puertas-

Un abrazo cordial mi querido poeta.

Aitor Cuervo Taboada dijo...

Compañero:

Me ha impresionado mucho tu blog y la fuerza de tus versos, tus escritos son muy, muy buenos, desde hoy me hago seguidor tuyo :)

Yo llevo humildemente un blog de poesía también, si te apatece échale un vistazo.

Recibe un abrazo muy grande POETA.

Aitor Cuervo Taboada.

LuNegra dijo...

No sabes cuanto me alegra poder leer tus palabras de nuevo... bueno... creo que sí lo sabes. ;-)

Andrea Breq dijo...

me estremece, me baja por los brazos al escribir, será la noche, ésta o yo... no lo sé, pero me ha llegado y se ha instalado en fibras que aún no descubría.
Un abrazo enorme

stella dijo...

Antonio, yo que acabo de perder a mi madre he sentido emociones que me traspasaban enteram versos llenos de fuerza de sentimeitno y maestria
Un granduisimo abrazo
Stella

THERESA LA MECQUE dijo...

ES TAN HERMOSO, SOY NUEVA SIGUIENDO SU BLOG Y TIENE UN GRAN TALENTO PORQUE PUEDE EXPRESAR FACILMENTE LO QUE SIENTE, Y ESTE POEMA ES MUY ESPECIAL Y ES HERMOSO.

UN CORDIAL SALUDO.

ATTE. TERESA AMECA SILVSTRE.

Irguheva dijo...

MARAVILLOSO RELATO,ESTRUJANTE EMOTIVO,A MI MADRE LE PASO LO MISMO LE LLEGO ESE DESPIADADO MAL,UN ABRAZO.

A VECES

    A veces, sólo a veces, entre los brazos nerviosos de la espera, mientras surfeo soledades por las áridas dunas de mis pesadillas...